Casa Rilo. Anceis, Cambre. A Coruña.
Vivimos días extraños en los que todo cambia y por eso es un placer encontrar un lugar como Casa Rilo en el que se vuelven a recuperar los sabores tradicionales de la cocina gallega, cocciones a baja temperatura, tiempos largos y nada de experimentos raros. Nos quieren vender los falsos gurus que hay que salir de las zonas de confort pero es que me gustan las zonas de confort para sentirme a gusto en un ambiente tradicional con mis amigos y recibir lo esperado. El quiera salir de la zona de confort que se vaya a Siria y después hablamos.
Casa Rilo como podéis imaginar es un restaurante dedicado a la cocina tradicional gallega y no hay más que ver su ubicación. En una casa de piedra y decorado a la manera tradicional de una casa de labranza gallega. Dispone de un jardín terraza en los que poder disfrutar al aire libre si el tiempo lo permite. El ambiente me pareció de lo mas acogedor en su comedor principal.
En la carta predominan los platos tradicionales de origen gallego acordes con la decoración del local. Tras comentar con mis compañeros de andanzas que pedir nos tiramos de cabeza a un clásico, pulpo a la brasa (16€). Se presenta con el tentáculo cortado al medio acompañado de unos grelos, pimiento, cachelos y pimentón El pulpo en si estaba bueno pero los grelos tenían un sabor raro, como si fueran hechos con mantequilla. Preguntamos y nos dijeron que no se había usado mantequilla ni nada raro. Los cachelos estaban muy buenos y los fuimos maridando con el tentáculo sin ningún problema.
En el plato principal tomamos una Dorada a la Roteña (36€/4 pax) que nos encanto a todos. Consiste en una dorada preparada al horno con el relleno de la empanada. En la foto se aprecia como el pescado se hizo recubierto por las cebolla, pimiento y demás guarnición impidiendo que el pescado pierda su característico sabor y jugosidad. El pescado estaba en el punto optimo, la carne no se había resecado como pasa a veces con los platos de pescado al horno. Los cuatro lobos que estábamos a la mesa disfrutamos como no hacia tiempo de un buen plato de pescado.
La noche transcurría entre risas, discusiones sobre el tema catalán, líos de faldas, lo normal cuando unos buenos amigos se reúnen y están a gusto, cuando llego el momento de los postres. No decepcionaron, empezando por una espectacular milhoja (4€) de casi un palmo de alto. Rellena de nata en su parte central y con un sótano con una fina crema pastelera todo ello rodeado de capas de una airosa capa de hojaldre.
La tarta de queso y cerezas (4€) me encanto con una textura muy compacta y de un delicioso sabor. Al igual que la anterior milhoja de un tamaño respetable.
Por ultimo un coulant de chocolate (4€) acompañado de helado y frutos del bosque.
Acabamos la noche con los reglamentarios cafés de pota (1,20€). Me decepcionaría si un restaurante de cocina gallega no tuviese café de pota. No me olvide de pedir un chupito de tostada (3€) aunque me pareció un poco caro el precio del “disparo” para el tamaño.
El pan (1€) típico bollo gallego y que a la cena aun guardaba las formas lo cual indica que es pan de calidad. No me gusta ir a cenar y que me pongan un pan ya reseso, poco cuesta tener un pan de calidad en Galicia y a un precio muy razonable.
La carta de vinos es corta pero mas que suficiente para satisfacer a cualquiera pero nos pareció que los vinos estaban un poco más caros de lo habitual. En esta ocasión escogimos un excelente D.O. Ribeiro de Casal de Arman (19€). Un coupage a base de un 90% de Treixadura, 5% Godello y 5% de Albariño.
En Casa Rilo nos podemos encontrar el ambiente típico de una casa de comidas de las de antaño y con una carta al uso con platos tradicionales con ingredientes de calidad. Una opción muy recomendable a la hora de recordar los sabores de la cocina de hierro de nuestras abuelas.
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