Viaje a la Alcarria.
Mi amiga Nardi nos manda una entretenida cronica sobre su viaje a la Alcarria. Os gustara.
“Viaje a la Alcarria” es el título de un libro escrito por el célebre escritor Camilo José Cela, nosotros decidimos hacer una pequeña excursión a la Alcarria, exactamente a Torija. Pueblo pequeño en apariencia pero muy grande en historia, nosotros contaremos nuestra preciosa excursión a esta zona de la Alcarria, Torija.
Desde Madrid por la A2, una vez pasado Guadalajara a los pocos kilómetros encontramos Torija y su gran castillo. Aparcamos nuestro coche en una explanada que hay a los pies del castillo y que está señalizada como parking.
Tras la visita al castillo, que alberga una gran exposición de las diferentes etapas del castillo, etnografía , fauna de la zona…y algo muy importante, una exposición del libro “Viaje a la Alcarria” a lo alto de la torre del homenaje (digo a lo alto, porque la exposición transcurre por tres plantas que hay que subir por una escalera de caracol ), estuvimos paseando por las calles del pueblo que están totalmente empedradas
Decidimos comer en el restaurante-casa rural El salero, está situado justo a la entrada del pueblo, pero desde el castillo y tras pasear por el pueblo, se puede ir caminando sin ningún problema.
Aquí nos paramos para extendernos un poco. Primero el restaurante;
Como podéis ver han hecho un trabajo extraordinario en la restauración, han cuidado hasta el último detalle, decoración y local guardan una muy buena armonía. Tiene menú para fin de semana (25 euros) y algo muy importante para los que viajamos con niños, menú para niños (11.95 euros).Elegimos un menú y un plato aparte. En el menú de fin de semana te dan a elegir entre dos primeros y dos segundos, incluye copa de vino por cada plato y postre. De primero se eligió unas migas con uvas acompañado de una copa de crianza de Ayuso y de segundo estofado de jabalí con puré de patata con una copa de reserva Viña Albali. El plato aparte era un arroz meloso con boletus y piruleta de queso. El menú infantil era unos espaguetis con tomate y una pequeña parrillada de carne(pollo, lomo, chorizo, panceta), nosotros decidimos que le sirvieran todo en el mismo plato.
Tras estos exquisitos platos nos trajeron los postres, con el menú entraba una tarta de chocolate tipo brownie con chocolate caliente y el postre libre era crema catalana con crujiente de azúcar moreno.
Tras esta suculenta comida.. unos ricos cafés. La relación calidad-precio ..diríamos que ajustada, la calidad de la materia prima se notaba que era alta, por el sabor, textura, punto de cocción, ..,y el precio por ahí andaba, pero es un claro caso que pagas a gusto porque lo que te acabas de comer estaba delicioso y en su justa medida. El trato recibido por parte de la persona que se encargaba de las mesas fue buenísimo, tenía muchos detalles con el niño y en todo momento tenía una sonrisa que demostraba que lo que estaba haciendo lo hacía con gusto. Cuando íbamos a salir, los dueños muy amablemente nos enseñaron la parte de alojamiento rural. La restauración de esta parte, al igual que el restaurante, respetaba la sencillez manchega que tanto caracteriza la zona. La parte baja alberga dos habitaciones de techos altísimos, una de ellas está preparada para personas con movilidad reducida, destacaba el dueño que dada la amplitud incluso si alguien necesitaba grúa, que sin ningún problema. Cada habitación recibía un nombre y su color correspondiente, los olivos: verde, las viñas: rojo agranatado, las fuentes: azules, y la suite, que era la más amplia de todas, albergaba un pequeño salón.
En las habitaciones, subiendo las escaleras o nada mas entrar se encuentran detalles como por ejemplo las auténticas ventanas que tenía la casa, baules.. o un cochecito para gemelos
¿Quién sabe lo que es el siguiente objeto?
¿Una lechera? No, una aceitera totalmente restaurada por ellos al igual que todos los objetos encontrados en la restauración. Se me olvidaba la más grande, la suite
Bueno hasta aquí nuestra visita a este pueblecito manchego, si tenéis oportunidad de pasear por sus calles no dudéis en pasaros por este restaurante-hotel rural El Salero, porque ellos estarán encantados de recibiros. Para nosotros están mas que aprobados. Besiños
Alberto, Nardi y Alberto padre.
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